jueves, 9 de mayo de 2013

Matthew E. White - Big Inner



Hablando el otro día sobre lo último de Eels comenté que sus discos no suelen ser fáciles de escuchar, que requieren volver a ellos una y otra vez para descubrirlos en su medida, para poder apreciarlos y degustarlos apropiadamente. Nuestro amigo Manuel usa para estos casos el término grower, algo muy apropiado porque literalmente van creciendo y ganándose un sitio (yo también usaría esa palabra si no fuera porque me recuerda demasiado a Chiquito y seguro que alguna vez se me escaparía un gromenauer sin querer).

No recuerdo si fue Manuel o revolver quien me recomendó el debut de este orondo barbudo. Tras hacerme con él le dediqué alguna distraída escucha como quien no quiere la cosa, seguramente haciendo footing o algo así; y al principio provocó en servidor un tímido “no suena mal” pero poco más. Fue a raíz de que el amigo Nikochan lo recomendara efusivamente en su blog cuando me decidí a darle una escucha más atenta y, literalmente, “dejarle crecer”. Y como diría Janice en Friends, ¡oh Dios mío! Este disco suena maravillosamente bien. Poco a poco, fui enganchándome a él, descubriendo nuevas capas en cada escucha, asimilando todo cuanto esconde, descubriendo pequeños detalles e intentando adivinar guiños y referencias. Es un disco que realmente uno disfruta.

El señor White es un completo desconocido para mi, y pese a haber mirado en la wikipedia su (breve) biografía resulta que no logro encontrar ni un punto común con él. Y a pesar de ello me considero un absoluto fan suyo con estas escasas siete canciones que componen Big Inner. Soul, góspel, jazz, rock… Tenemos de todo aquí, y todo bueno. Vaya talento el de este barbudo; creatividad, imaginación y buen gusto a raudales para armar semejante bomba. 

 Igual no es su mejor foto, pero las demás tampoco son para tirar cohetes


Y eso que empieza piano piano con One of these days: apenas susurrado y con un tempo lento pero implacable, el tema se abre paso y de manera casi imperceptible avanza ganando terreno a cada compás; personalmente me encantan los metales, que guardan cierto parentesco con los arreglos del Wigwam de Dylan. Le sigue un auténtico peso pesado: Big Love es un temazo difícilmente olvidable; sobre una potente base rítmica marcada por bajo y batería (¿alguien más se acuerda del Tomorrow never knows al oírla?) va agregando una capa tras otra: el piano desquiciado lleva casi todo el peso, pero no se quedan atrás los metales o la potente guitarra, así como las cuerdas que suavemente logran engarzarlo todo y qué decir de los maravillosos coros… 

Will you love me es un más que oportuno reposo tras la apisonadora que acabamos de dejar atrás: se trata de un más que sugerente soul para nuestros sentidos, y como en todos los temas destacamos los coros y armonías, aquí mucho más acentuados si cabe. A Gone away parece que le cuesta arrancar, pero la sensación es engañosa ya que muy pronto acabamos en sus redes, tendidas por sus deliciosos arreglos de cuerdas y vientos (y eso que ya no es ninguna sorpresa en este disco, nos acompañan desde el principio) y por (sí, una vez más) los magníficos coros; apenas pasado el ecuador del tema de repente nos sorprende con un giro de tuerca y entramos en una larga coda a modo de mantra. Steady Pace es un tema más negro si cabe que el resto, con un estribillo que a servidor le hace recordar a Van Morrison (¿hay algún blanco más negro que él?) y en el que la batería hace un trabajo espectacular. Hot toddies es por su parte la canción más barroca del álbum, con unas cuerdas embriagadoras, cuya suave cadencia nos seduce para engañarnos y llevarnos hasta el enigmático final del tema. El disco termina con Brazos, un cierre de altura con sus más de nueve minutos donde tenemos más brass band, ritmos hipnóticos, y una coda final de impresión.



Puedes escuchar Big Inner en spotify haciendo clic aquí.

6 comentarios:

Rivers Of Ice dijo...

Apunto la recomendacion Bruno. :-)

J Aybar dijo...

Gran disco. Y mira que es dificil destacar en el ya saturado escenario de calmada elegancia que tanto abunda por ahi .... Entre este y el de Iron & Wine yo voy servido. Saludos,

Manuel J dijo...

Hace algunas semanas me puse con él, pero era la hora de irme a dormir y sólo aguanté hasta el segundo tema. Lo tengo pendiente y después de leerte es escucha obligada. La impresión que me dejó, por lo poco que escuché, es que nos encontramos ante un álbum que mira al pasado, como ya hizo Jonathan Wilson con Gentle Spirit no hace poco. Ya comentaré algo más cuando me ponga con él en serio.

PD: Y si, tal y como hablabamos el otro día, el tío se hizo la foto para la portada y después se fue a la fiesta de fin de curso del instituto.

HARI dijo...

Le daremos su oportunidad.

Bruno dijo...

Mansion: préstale atención que merece la pena. Ya me dirás.

Eric: opino como tú, y me apunto el de Iron&Wine que no sabía que tuvieran nada nuevo.

Manuel: tú y yo sabemos que este tío al final no fue al baile de graduación, y se quedó en casa jugando al ordenador.

Hari: persevera, hombre de Dios, ¿no has leído que este disco es un gromenauer? Dale otra oportunidad

HARI dijo...

Efectivamente, es un gromenauer. Aún diría más: es un fistro (no sesual).

Tope soporífero.

P.D. Iron & Wine al poder !!